jueves, 20 de octubre de 2011

El fin de ETA y de Gadafi.

Tenía ganas de que pasara esta semana y, con ella, las juntas de preevaluación de mi alumnado y la reunión de tutoría con los padres y madres de mi grupo de 1º de bachillerato, para sentarme a comentar el éxito de la movilización 15o de los indignados a nivel global. Pero en esta noche de jueves 20 de octubre, dos acontecimientos se erigen como máximos protagonistas de la actualidad y hacen que quiera dedicarles las siguientes líneas. El primero es la declaración de alto el fuego permanente de ETA. Celebro la noticia. Porque entiendo que supone el final de una situación absurda que ha causado mucho sufrimiento y ha hecho vivir atemorizadas a muchas personas durante años y años. Lo que ya no me parece tan bien es que se presente como el producto de de una “Conferencia de Paz Internacional” que tuvo lugar hace unos días en San Sebastián y que contó con la presencia, entre otros, de Kofi Annan o Gerry Adams. Porque los cuatro terroristas que quedaban en nuestro país apenas disponían de recursos para seguir cometiendo atentados sin caer en el intento, ya no recibían ni siquiera el apoyo de la izquierda radical del país vasco, y su “causa” se mostraba más ridícula que nunca. Vamos que más que a ser “mediadores” o “supervisores”, a lo que se han prestado esos personajes que accedieron a salir en la foto es a ser meros testigos de una especie de extrema unción (y para semejante viaje, no hacían falta tantas alforjas). Y que los de Bildu y compañía no se empeñen en hacer creer a nadie que aquí no ha habido vencedores ni vencidos, ya que ninguna de las históricas reivindicaciones de la banda ha sido alcanzada, buena parte de sus miembros van a pasar años y años en la cárcel (y los demás van a tener que buscarse un trabajo de ocho horas y madrugar), y los demócratas podrán pasearse por las calles por delante de quienes les miren de reojo ciertamente más fortalecidos y libres que nunca. El otro suceso que ha saltado a las portadas de los principales medios de comunicación de todo el mundo y que en estos momentos me tiene conmocionado es la muerte de Gadafi. Pienso que este sujeto también ha sido un fenómeno generador de enormes penalidades a su pueblo, de unos cuantos asesinatos de civiles y, todo ello, bajo un disfraz más propio de un payaso de feria, (ojo, invitado hasta hace pocos meses a sus “palacios” por los mandatarios de los principales países desarrollados, incluido el nuestro) que de uno de los mayores tiranos de la historia contemporánea. Pero lo deseable sería haberlo visto juzgado por un alto tribunal por todos y cada uno de sus crímenes y cumplir la condena correspondiente, y no, a tenor de lo que se ve en algunos videos, salvajemente linchado por quienes dicen querer construir una democracia en el Líbano. Y si la OTAN ha tenido capacidad para detener el convoy en el que al parecer huía, quizás también haya podido tenerla para capturarlo y sacarlo con vida de su ciudad natal… pero eso constituye otro de esos interrogantes sobre los que los pobres mortales jamás tendremos respuesta exacta por parte de quien está en condiciones de darla.
Seguimos.

jueves, 13 de octubre de 2011

Movilizaciones en favor de la Educación

El pasado viernes 7 de octubre asistí a la manifestación convocada por el alumnado de secundaria en Villena. Al terminar la misma, me sentí orgulloso de ser profesor suyo: por haber sido capaces de organizarla ordenadamente en menos de dos días, por el éxito de la convocatoria (con presencia de una nutrida representación de la AMPA), por las reivindicaciones que en tono distendido y ambiente festivo se realizaron a lo largo de la marcha por la Avenida de la Constitución. Al llegar a la plaza del Ayuntamiento, se leyó el siguiente manifiesto. Con lo único que no estoy de acuerdo es con el párrafo final, porque con jóvenes como los que se dieron cita en el acto, creo que no hay motivo para el duelo, sino más bien para sentir que con el paso del tiempo vamos a ser capaces de lograr, aunque cueste, una educación y un futuro mejor.








Buenas Noches:
 ¿Por qué nos hemos reunido en esta manifestación y en la sentada de ayer? Nos hemos reunido para luchar contra la mediocridad, contra la mala gestión educativa, contra aquellos que quieren dormir nuestras mentes, contra los que se muestran indiferentes ante nuestro futuro…

 ¿Cuántos de nosotros hemos necesitado alguna vez solventar alguna duda o hablar con un profesor? ¿Cuántos os habéis tenido que levantar para poder copiar algo de la pizarra? La clase se ha convertido en un mar de cabezas. Están todas abarrotadas y eso, al final, se nota en el rendimiento. El profesorado no da a basto y eso nos afecta, porque recibimos menos atención, porque provoca que todos los conceptos no nos lleguen con claridad, porque nos falta material como ordenadores o proyectores que NO nos facilitan.
¿Cuántos padres y madres que hay aquí sufren y luchan porque sus hijos tengan una buena educación? Supongo que a mis compañeros, como a mí, también nos preocupa la educación que tendrán nuestros hijos más adelante. Estamos cansados de escuchar que España es uno de los países con mayor fracaso escolar. ¿Por qué? Porque hay una desmotivación absoluta entre los jóvenes, porque el sistema educativo es repetitivo; año tras año dando los mismos conceptos… ¿Quién no se desmotiva así?
La sociedad está cambiando y nosotros formamos parte de ese cambio. Queremos que nos escuchen, no que nos oigan; creemos en la palabra y no en la violencia, creemos en la libertad y no en la manipulación, creemos en la educación y no en el interés… No nos ofrezcáis en vuestros programas lugares donde hacer un botellón, ofrecernos un futuro digno y prometedor. Somos el futuro, y os habéis olvidado de que existimos…
Por último pido que lloréis, porque al llorar sabemos que estamos vivos… Derramar unas lágrimas que esta sociedad está deseando derramar, llorar, pero no habléis, guardar un minuto de silencio: ¡Una educación competente y digna ha muerto!... y todos la echamos de menos…
¡¡Muchas Gracias!!

viernes, 7 de octubre de 2011

Octubre

El inicio de curso, como cada año, ha traído consigo la elaboración de las programaciones y los cuadernos con los nuevos grupos de alumnado, la corrección de pruebas iniciales, la preparación de las primeras clases… Todo este trabajo, claro está, ha habido que realizarlo la mayor parte en casa, al amanecer, a la hora de la siesta o en un ratito por la noche. Por eso, y por las demás ocupaciones que le caben a uno como padre de familia, no he tenido tiempo para dar continuidad, como hubiera sido mi deseo, a esta bitácora (sí he sacado algo para otras con las que desarrollo las asignaturas de Historia de la filosofía y Filosofía y ciudadanía). Sin embargo no me quejo, porque sigo disfrutando mucho con mi trabajo y sintiéndome muy gratificado cuando salgo cada día por la puerta del instituto. Bien es cierto que en este 2011-2012, me he encontrado con primeros y segundos de bachillerato a más de 35 y con que si, por ejemplo, pido una caja de chinchetas para colgar papeles en el corcho del departamento, la secretaria me da un par de docenas en un envoltorio, haciéndome ver que andamos muy justos de material. Lo que me entristece y hasta me parece insultante, es que haya personas como Esperanza Aguirre que no tengan reparo en decir o pensar que el profesorado de secundaria trabaja solo 20 horas a la semana. Si buscan chivos expiatorios para los problemas laborales que padece nuestra sociedad, que empiecen por poner en tela de juicio el “horario lectivo” de buena parte de quienes  en nuestro país cobran un sueldo por su dedicación a la política (muchas, “compatibilizándolo” con otro por sus “prestaciones”  en  empresas o despachos) y, ya puestos, lo que cobran por cada dieta,  asistencia a pleno, etcétera. Y antes de suprimir gastos en incremento de plantillas para bajar la ratio hasta las cifras que recomiendan los expertos en materia educativa, que recorten el número de asesores y personal contratado a dedo para ocupar un puesto en distintos entes, comités, fundaciones… Eso, por no hablar de mobiliario, automóviles con chófer, billetes en business, celebraciones u obsequios.  Capítulo aparte merece la cuestión de hasta qué punto el poder legislativo no tendría que haberse encargado de hacer algo para evitar escándalos como los que estamos viviendo estos días en relación con las multimillonarias indemnizaciones y prejubilaciones (pagadas con dinero público) de quienes han contribuido notablemente a la quiebra de importantes entidades financieras (con todas las consecuencias que eso está produciendo en sus empleados y en las cuentas del Estado). Las siete y cuarto. Hora de prepararse para ir al tajo.