miércoles, 23 de octubre de 2013

Carta- huelga a Wert

Soy profesor. Y puedo asumir que con la crisis económica que estamos viviendo tenga que ver mi salario congelado (por cuarto año consecutivo) y recortado (hasta haber perdido casi un 30% de poder adquisitivo desde 2008). También entiendo que haya que ser más productivos que nunca, o sea, trabajar más horas y con un mayor número de alumnos en cada grupo.  Lo de los recortes en el presupuesto destinado a la educación pública, mientras que se incrementan las ayudas a la privada y la concertada, lo llevo peor. Por lo demás, soy de Filosofía y considero discutible, por ejemplo, que la asignatura que impartimos en 2º de bachillerato tenga que ser obligatoria en todas las modalidades. El problema es que el señor Wert no se ha sentado a explicar, entre otras muchas cosas, su decisión de que sea optativa con nadie. Mientras que sí ha tenido reuniones con representantes de la Iglesia para abordar la situación en la que queda la asignatura de Religión Católica en su nueva Ley, la LOMCE. De hecho, han decidido que esté presente en todos los niveles de la Enseñanza Primaria y Secundaria Obligatoria y que tenga el mismo peso a la hora de hacer media en el expediente que las matemáticas, las lenguas, la Historia, las Ciencias, etc. Lo han acordado a costa de eliminar la materia de Educación para la ciudadanía y los Derechos Humanos, pese a que el Consejo de Europa, en el año 2002, estableció que es esencial para promover principios como la libertad, la tolerancia y la justicia, que contribuyen al sostenimiento de la democracia, recomendando a los Gobiernos de los Estados miembros que hagan de la educación para la ciudadanía y los Derechos Humanos un objetivo prioritario de sus políticas y reformas educativas. Lo peor es que intente convencernos de que con medidas como ésta conseguiremos mejores individuos y estaremos sentando las bases de una enseñanza de mayor calidad, más competitiva y acorde con lo que exigen las sociedades contemporáneas.
Señor Ministro, ¿Se da usted cuenta de lo que dice? ¿Se lo cree, de verdad? ¿No tiene algún asesor o alguna asesora por ahí que le cuente cómo se consiguen buenos  resultados en el rendimiento académico en los países desarrollados sin descuidar la formación integral de las personas?
Aparte está el tema del incremento de las tasas universitarias, frente a la cuantía de las becas: con los 3000 euros que se pueden conseguir (la matrícula rondará los 2000) ¿Qué tipo de familias podrán permitirse que sus hijos se vayan a estudiar fuera, teniendo que pagar material académico, habitación, comida, desplazamientos…?
Señor Wert, hoy tiene convocada una nueva huelga por parte de la Comunidad Educativa. Sea cuál sea el índice de participación en ella y todo lo que se le intente transmitir a través de la misma, usted va a seguir haciendo oídos sordos, porque ha demostrado sobradamente tener un carácter dictatorial y piensa que su Ley es la mejor, no necesita ninguna modificación y puede llevarla adelante sin contar con apoyos fuera de su grupo político. Yo voy a secundarla, con todo lo que eso significa en el marco de la Historia del movimiento obrero y de la conquista de la dignidad humana. Algún día, probablemente muy pronto, dejará de ser Ministro y pasará a los anales como el más cuestionado en su cargo desde que se produjo la Transición en nuestro país, mientras que yo, y muchos cientos de miles de personas como yo, no dejaremos de sentirnos orgullosos de ser educadores; y habrá padres, madres y alumnos de muy distinta condición social que continuarán parándonos por la calle para agradecernos nuestro trabajo, y seguiremos disfrutando cada día hasta que nos jubilemos intentando mejorarlo, pese a que haya políticos como usted que se consideran nuestros representantes, que no hacen más que estropear los logros que personas mucho más sabias y humildes que ellos han traído a la Humanidad a través de los tiempos.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Complejos

Este agosto he disfrutado de tres semanas de vacaciones familiares. Primero, en tierras burgalesas, con sus verdes arboledas, campos ocres, calor durante el día y frescor en la noche, entre otros encantos culturales y gastronómicos que bien saben apreciar peregrinos y forasteros. Después, he viajado a París y los Alpes franceses. Tanto la Cité (en la que ya había estado varias veces), como las altas montañas que se alzan junto a la frontera de Italia y Suiza, han satisfecho, por distintos motivos, mis expectativas. A partir de ahí, dos cosas han vuelto a llamarme sobremanera la atención. Una: lo caras que son sus autopistas (con infinidad de tramos en obras o firme en mal estado y retenciones mayores que las que jamás he tenido que soportar para entrar en una capital española), así como todo lo que se ofrece a los turistas (sin contar con Eurodisney, cuya entrada de un día en su parque principal, más el desplazamiento de cuarenta minutos en tren desde el centro, para dos adultos y dos niños, alcanza los 300 euros). Aunque para “sablazo” el de 40 euros que te propinan al cruzar la aduana si quieres entrar a conocer Ginebra (una ciudad que en un domingo de agosto tiene cerrado el edificio de la ONU en el que se exhibe la famosa cúpula sobre los Derechos Humanos de Miguel Barceló y las oficinas de información, pareciendo una ciudad fantasma –y de fantasmas, conduciendo Ferraris, Porches o Rolls Royce por calles sin gente repletas de joyerías de lujo, cuyos clientes deben de ser los mismos que tienen cuentas en bancos que hacen gala de su opacidad de cara al fisco, con dinero de más que dudosa procedencia-). Dos: lo agradables y detallistas que son los franceses (al menos, cuando te diriges a ellos en su lengua y buenos modales –habiendo hecho previamente unos cuantos gestos a tus niños para que dejen de hablar tan alto, que allí nadie lo tiene por costumbre, y de comportarse, en comparación con el resto, como pequeños salvajes-).
En conclusión, que de regreso a casa he pensado que aquí, salvo algunas excepciones, tenemos unas vías de comunicación, al menos las más transitadas, envidiadas hoy por hoy en el país vecino, como pusieron de manifestó unos amigos bretones que vinieron a vernos en julio. También, que los precios que damos a los visitantes (incluyendo los de los parques temáticos, en los que no tienes que hacer colas tan largas las que se producían en el ya citado) son mucho más módicos y apetecibles. Y, en consecuencia, que puede que seamos demasiado críticos con nuestras infraestructuras y la manera como promocionamos el turismo. En fin, que quizás lo que nos pierde un poco son las formas. En Annency, una bonita localidad al pie de un lago, una noche cenamos en un terracita con servilletas de papel, tiempo de espera entre plato y plato y olor a fritanguilla proveniente del cuchitril en el que se cocinaba. Muslo de pollo con pommes de terre frites para los críos a 15 euros por barba. Pero el camarero, al traernos la cuenta, nos agradeció dos o tres veces nuestra visita, nos preguntó qué tal estábamos pasando las vacaciones y nos deseó un buen final de las mismas, todo ello con un amplio repertorio de gestos placenteros. Nos fuimos contentos y dejando propina.

¡A ver si esta noche nos ganamos la posibilidad de volver a demostrar a todo el mundo, con la organización de las Olimpiadas de 2020, lo bien que sabemos hacer las cosas!

martes, 14 de mayo de 2013

Feliz cumpleaños

Probablemente no volveremos a ver la Puerta del Sol tan repleta de gentes, ni las manifestaciones en las principales ciudades serán tan multitudinarias como hace dos años. Se hablará de escisiones, fragmentación, desinflamiento… Pero yo prefiero pensar que la explosión inicial del movimiento 15M se ha transformado, con el paso del tiempo, en otro tipo de energías que están dando lugar a fenómenos de carácter político no menos interesantes. Me refiero a las mareas (verde por la Educación -que recientemente llevó a cabo una huelga en todo el sector educativo de nuestro país-, blanca a favor de la Sanidad, negra contra los recortes en la función pública) o a plataformas, como la de Afectados por la hipotecas. Los líderes de las principales fuerzas parlamentarias piden a estos grupos que formen partidos políticos para presentarse a futuros comicios electorales. Algunos llegan a deslegitimar, de raíz, las actuaciones que llevan a cabo. Podemos discutir en otro momento en torno a esta cuestión. Pero han de tener claro que lo que ellos (nuestros gobernantes) ejercen es la democracia representativa, y que hay otras formas de democracia (participativa, directa, digital o como las queramos llamar) que pueden ser igualmente válidas. Porque democracia, en puridad, seguirá siendo “poder del pueblo” o, como dijo Abraham Lincoln, “del pueblo, por el pueblo, para el pueblo”.

sábado, 16 de febrero de 2013

Justicia

El periódico no deportivo de mayor tirada en nuestro país da cuenta, en titulares, a toda página, de una presunta trama de corrupción a gran escala que afecta, sin ir más lejos, a casi toda la cúpula del actual Gobierno, incluido el Presidente. Los principales medios de prensa extranjeros se hacen eco de la noticia. El Ejecutivo, tras una reunión de urgencia, se apresura en salir a la palestra a negarlo todo. Aunque alguno de sus miembros, como el Presidente del Senado, haya reconocido que el apunte realizado sobre un crédito de cinco millones de pesetas que en su día pidió para realizar obras en su vivienda, en los papeles con la contabilidad durante muchos años no declarada a Hacienda que se atribuyen al extesorero del Partido Popular (acusado de tener cuentas ocultas en paraísos fiscales por valor de más de 20 millones de euros), se corresponde con la realidad. 
Lo menos que cabe esperar ahora es que la Justicia abra una investigación todo lo exhaustiva que la gravedad de la situación requiere.
Mientras, la ciudadanía, salvo tímidas manifestaciones, y en relación también con unos cuantos escándalos que sacuden a alcaldías, Comunidades autónomas e incluso la Casa Real, está dejando pasar una tremenda ocasión para salir a la calle a mostrar su rechazo, a exigir responsabilidades, a decir basta a todos esos individuos que, desde sus cargos políticos a lo que se dedican, entre otros delitos, es al tráfico de influencias  o al robo a manos llenas del dinero público.

sábado, 19 de enero de 2013

Educación para la ciudadanía


El pasado día 14 de enero, José Ignacio Wert tuvo que suspender en Sevilla la conferencia que iba a impartir sobre “La educación en el siglo XXI”, debido a los gritos y abucheos que recibió durante más de veinte minutos por parte de un centenar de personas. Después, en declaraciones a los periodistas, calificó el acto de "ejercicio de fascismo”, y agregó que este hecho evidencia que urge una reforma educativa en España, resaltando la conveniencia de "aprender a discutir civilizada y educadamente, que sepamos entender que incluso las opiniones del  adversario pueden tener una parte de verdad". Bien, pues le voy a dar la razón en esto último al Señor Ministro: en que es necesario que desde la infancia se aprenda a respetar a quien tenemos enfrente, aunque sus ideas sean distintas, a practicar la tolerancia, a solucionar las diferencias mediante el diálogo. Hasta ahora, la materia que más hacía hincapié en este tipo de instrucción dentro de la enseñanza obligatoria era la de Educación para la ciudadanía. Lo que, a partir de aquí, se convierte en una contradicción supina, o una tremenda falta de planificación es que, antes incluso de aprobarse la orden de 9 de enero que comprende una serie de modificaciones con respecto a la misma, El Ministro haya anunciado que va a eliminarla. Si, además, refuerza la asignatura de Religión católica (como garante de la educación en valores), y lo hace tras mantener reuniones en privado con los obispos y sin discutirlo con otras formaciones políticas, consejerías de educación o expertos en educación, entonces, yo no le llamaré “fascista” (porque el fascismo es más otra cosa: una ideología que acabó con la vida de muchas personas en un pasado que aún no está  suficientemente lejano), pero sí autoritario, revanchista y doctrinario. Y que piense el Ministro que si lo de Sevilla se suma a unos cuantos recibimientos “poco afables” que ha tenido en los últimos meses allí donde ha ido a presentar su reforma del modelo educativo (consultar hemeroteca),  si es el miembro del Ejecutivo peor valorado y tiene a la inmensa mayoría de las personas que nos dedicamos a la enseñanza indignadas, probablemente también él, como dirigente político, tenga que reformarse.  No “crecerse al castigo”, como dijo que le gustaba hacer. Que es un representante del pueblo. Que la cartera que maneja requiere mucho talento, poca visceralidad y ninguna soberbia. Que quien siembra vientos…

viernes, 4 de enero de 2013

Haciendo balance

En lo socioeconómico, el año recién acabado ha sido muy malo. Y me baso para decirlo, sobre todo, en lo que constato a partir de lo que veo y hablo con la gente. Ayer, sin ir más lejos, alguien que hace un año y medio estuvo realizando una instalación eléctrica en mi casa con su mono de trabajo, ahora que su jefe ha cerrado, se tuvo que quedar sin ver con su hijo la película que ponían en la Casa de la Cultura de Villena, porque la entrada costaba 6 y 5 euros respectivamente y no había descuento para desempleados. En esa “política con mayúsculas” a la que se refería el Rey en su discurso navideño, a la par que en lo tocante a la Justicia, 2012 ha sido aún peor. No hay más que ver, por poner un par de ejemplos recientes junto con los casos Urdangarín, Díaz Ferrán u Oriol Pujol, los tres sueldos que cobra la señora Dolores de Cospedal sumando casi 180.000 euros netos al año, o el hecho de que no hayan dimitido o se haya cesado a los dos parlamentarios que el otro día, en la Asamblea de Madrid, mientras se trataban asuntos de máxima importancia como la privatización de la gestión de algunos hospitales públicos, estuvieran jugando al “apalabrados” con una tablet y un teléfono móvil. Pínchese este hipervínculo para ver la foto (que, en mi modesta opinión, es merecedora de un Pulitzer). Con respecto a la cultura, sin comentarios.

Pasando al ámbito de lo personal, en lo que atañe a la profesión que desempeño, decir que sigo disfrutándola cada jornada, al tiempo que noto (a veces incluso teniendo que quitar horas de sueño) que cada día se nos exige más. Eso puede ser de recibo, porque quizás hemos vivido una época en la que hemos dado menos de lo que era de esperar, y porque con la que está cayendo, tenemos que ganarnos más que nunca el sueldo que cobramos. Lo que sienta mal es comprobar sistemáticamente que nuestros superiores siguen siendo, en la mayoría de los casos, grandes incompetentes, poco conscientes de las verdaderas causas de los problemas que nos conciernen e instalados (en un laxo intento de solucionarlos) en la constante improvisación. Afortunadamente, en el plano más cercano a la intimidad, sigo encontrando los mayores placeres de esta vida en jugar en el patio del colegio o en el parque con mis hijos, o en ir con ellos a buscar un cuento a la biblioteca municipal o a celebrar un cumpleaños con los de su clase. También en ver una comedia romántica en el sofá con mi mujer, en dar paseos por el campo, en reunirme con el resto de la familia a celebrar la nochebuena o a comer una paella, o con los amigos a cenar lo que sea y bebernos una botella de vino, en leer algo interesante…  Por eso,  lo que voy a pedirle al año que comienza es salud y que me deje como estoy y, puesto a desear algo de corazón para el común de los mortales: que traiga un sinfín de ganas y motivos para seguir levantándonos cada día por mal dadas que vengan, proyectos que nos ilusionen, afán de superación; esperanza, en fin, de que el tiempo venidero ha de ser mejor.