Para hoy hay convocadas en Valencia y otras capitales como Madrid, Barcelona o Sevilla, diversas manifestaciones para denunciar las cargas policiales que tuvieron lugar el viernes día 15 y durante la tarde y la noche de ayer en la primera de estas ciudades, principalmente contra estudiantes, profesorado, padres y madres que protestaban por los recortes que está sufriendo el sistema educativo en su Comunidad. Los incidentes se saldaron con varias personas heridas y detenidas, entre las que se encontraban menores de edad.
Es muy probable que en estas nuevas movilizaciones hagan acto de presencia (además de miembros de partidos e instituciones que buscan obtener rentabilidad política), algunos antisitema que aprovecharán la publicidad que va a darse a las mismas para mostrar su particular idea de lo que es reivindicar derechos sociales y construir un mundo mejor. Pero el Ministro de Interior no puede justificar, como ha hecho, las últimas actuaciones policiales aduciendo una presencia significativa de los mismos. Porque éstos, habida cuenta del número y perfil de quienes ocuparon las calles, con los medios de que disponen las fuerzas de seguridad (agentes infiltrados, grabación de videos, etc.), podrían haber estado en todo momento bajo control y haber sido detenidos antes incluso de llegar a cometer actos delictivos. Y cuando el Jefe Superior de la policía de Valencia califica a los protestantes como “enemigos”, quizás se le deba pedir que explique, ya de paso, cuál es su interpretación del video con casi 40.000 visitas en YouTube titulado “Infiltrado calvo camiseta roja…” Por lo que respecta a la Delegada del Gobierno, que considere si no podría haber evitado el desarrollo que han adquirido los acontecimientos comportándose desde el principio de manera más dialogante (permitiendo incluso un corte de la vía pública simbólico), si hubiera ordenado tener en todo momento sumo cuidado con el empleo que se hacía de la fuerza (aplicándose como medidas más proporcionadas cordones policiales o formaciones de agentes que pudieran ganar posiciones con ayuda de su corpulencia, destreza y escudos), si hubiera sido consciente, ante todo, de que quien iba a tener delante, sin más arma que su voz, era la comunidad educativa del Luis Vives clamando por la falta de recursos que sufren porque algunos gobernantes han malgastado el dinero público.
En cualquier caso, lo más preocupante es que aquí, una vez más (ojalá me equivoque), nadie va a sentirse responsable de los males causados, ni a ceder su sitio a otra persona que reúna una serie de méritos que permitan pensar que puede hacerlo mejor.