lunes, 20 de junio de 2011

19 J

Tenía yo mis dudas de lo que ocurriría tras el llamamiento realizado por el movimiento 15 M para que la ciudadanía se manifestara en las calles de las principales ciudades de nuestro país el 19 de junio. Máxime, tras los disturbios que tuvieron lugar la semana pasada en Barcelona a la puerta del Parlament de Cataluña. Porque esos lamentables actos de violencia provocados por algunos antisistema (entre los cuales había camuflados Mossos d’scuadra), fueron la excusa para que distintos mandatarios políticos, con el President de la Generalitat a la cabeza, proclamaran que la continuación de la acampada Sol o la que había tenido lugar en la Ciudad condal, estaba derivando hacia una lucha de guerrillas urbanas o una kale borroka (¡Qué barbaridad!) El caso es que ayer, en Almería, nos juntamos unas 3000 personas de distinta condición, algunas con nuestros hijos pequeños, Paseo abajo hasta la Plaza Circular, contentos y distendidos (sin apenas presencia policial) a seguir pidiendo más de lo mismo: que nuestros políticos se dediquen, de manera principal, a representarnos dignamente y como es debido (atendiendo a nuestras demandas prioritarias, con cualificación y profesionalidad, meritoriamente…), y que no se plieguen a los intereses de la banca y los mercados en detrimento desmedido del empleo,  las condiciones laborales y las pensiones de la clase trabajadora. Algo similar ocurrió en las demás concentraciones, algunas realmente multitudinarias. Ellos seguían ocupados consigo mismos en reuniones europeas, o tratando en el ámbito estatal un posible adelanto de las elecciones generales (para lograr el mejor resultado posible), o llevando a cabo, en los ayuntamientos, alianzas (algunas, ciertamente antinatura), y desencuentros…
La sensación que tengo hoy es que el 15 M no ha sido flor de un día, sino un pequeño árbol que, aunque se plantó avanzada la primavera, ha agarrado bien. Ayer dio unos primeros frutos y, a poco que se cuide, dará más…

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